A todos nos incomodan esas miradas que atrae nuestra piel blanca en el primer día de playa. Y es que lucir un bronceado bonito es básico para resultar atractiva en verano: camisetas sin mangas, minifaldas, bikinis… nuestra piel queda expuesta todo el día y toda la noche. Pero tomar el sol conlleva riesgos, algunos tan graves como el cáncer de piel. ¿Es posible broncearse sin riesgo?
Los rayos solares están compuestos por radiaciones. Algunas son beneficiosas y hacen que sinteticemos la vitamina D. Pero otras son perjudiciales, ya que dañan nuestras células. Pero nuestra piel cuenta con una defensa natural contra estas radiaciones: la melanina.
La melanina es la defensa natural de nuestra piel contra las radiaciones solares
La melanina es la partícula que da color a nuestra piel. Se trata de pequeños pigmentos que se producen en las capas más profundas y se distribuyen por toda la piel, creando una barrera protectora que neutraliza la radiación del sol.
Pero esta barrera solo nos protege hasta cierto punto, si la exposición al sol se prolonga, la radiación solar acabará dañando nuestras células. Si este daño es grande se producen las dolorosas quemaduras solares. Nuestro cuerpo reacciona ante este daño generando más melanina, que refuerce la barrera protectora. Esto hace que nuestra piel se oscurezca, dándole un aspecto bronceado.
Cuando las radiaciones solares dañan nuestra piel, esta reacciona generando más melanina para protegerse, dándole un aspecto bronceado
Lamentablemente, es imposible broncearse sin sufrir daños en la piel. Pero estos daños pueden minimizarse. La medida más efectiva es controlando el tiempo que pasamos bajo el sol. La precaución es muy importante para que este daño no nos resulte perjudicial. Evitar el sol en el mediodía e intercalar ratos a la sombra ayuda a controlar el daño.
Las cremas solares también son muy importantes para reducir el daño al máximo. Éstas forman una barrera externa que rechaza parte de las radiaciones solares, haciendo que sean menos las que penetran en nuestra piel.
Por último, nutrir la piel con antioxidantes que reduzcan los efectos de los radicales libres que generan la radiación solar y vitaminas y minerales, que estimulen la regeneración de la piel. Esta nutrición puede conseguirse de forma externa, con cremas y serums que solo afectan a las capas más superficiales de la piel. Para nutrir las capas más profundas es necesario un suplemento nutricosmético como el Potenciador Solar de Innovage, que incluye una combinación de antioxidantes, vitaminas, minerales, ácido hialurónico y extractos de plantas que protegen la piel y maximizan su regeneración.
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